Los espacios deportivos, controlan cada vez más el riego de sus campos, como es el caso de las sondas del césped en el hipódromo de la Zarzuela de Madrid.
Estructura del hipódromo de la Zarzuela
Como podemos ver en el esquema, hay dos pistas de arena y una de hierba, que es la que tenemos que mantener en perfecto estado, para que las carreras se desarrollen con normalidad.
En las zonas más transitadas por el público el césped es artificial y se riega sólo para bajar su temperatura y para su limpieza.

Césped en el hipódromo

EL tipo de césped que mejor se adapta a un hipódromo, es el festuca Arandinácea y Lolium, con un riego controlado por sensores de humedad y conductividad.
Lo mejor para el riego es el agua de lluvia, que de forma equilibrada llega a todas las plantas, pero no siempre disponemos de esta forma de riego. Por tanto debemos acudir a un riego controlado, por aspersión o por goteo, mejor subterráneo.
En el Hipódromo tenemos que tener en cuenta que la fuerza de la pisada de los caballos puede arrancar el césped, y esto lo deteriora más cuando está encharcado. Por eso el control de la cantidad de humedad es imprescindible.
Además debemos tener en cuenta la salinidad y el pH del agua, que influye directamente en la absorción de nutrientes.
Excesivos riegos hacen el efecto de lavado del terreno y eliminan nitrógeno y otras sales beneficiosas para el aspecto del campo.

Podemos ver en el esquema como el sensor mide la humedad del bulbo húmedo, con una profundidad adaptada al sistema radicular.
En el caso del hipódromo, los sensores van enterrados, para evitar que los caballos los puedan pisar en los entrenamientos y en las carrearas.


Fuentes: