El riego controlado de bonsáis en campo da cómo resultado un ahorro de agua considerable, lo vamos a desarrollar con la aportación del estudio que nos envía nuestro cliente Benjamín Palomo propietario de los viveros Hatoen.
También cómo las claves de la agricultura circular se pueden aplicar al cultivo de bonsáis y así favorecer el medio ambiente, mitigar la huella del carbono y hacer un cultivo sostenible.
Riego de bonsáis controlado por sensores Plantae
Después de un año de la instalación de los sensores de humedad, temperatura y caudalímetros aplicados al riego en campo, nuestro cliente nos confirma que el control de las plantas ha sido todo un descubrimiento:
- Primero por el ahorro de agua que es considerable cómo podemos ver en la gráfica que nos adjunta. Aplicaron un 44% menos de riego, como resultado del sistema de medición de humedad que marcaba en tiempo real las necesidades de la planta.
- Pero lo más importante: la salud de los bonsáis. La vigorosidad de sus hojas y la buena absorción de sus sistema radicular hacen que no aparezcan hongos ni manchas en su follaje.
- La oxigenación del suelo de la planta y la temperatura del subsuelo es la idónea para que se desarrollen en un estado perfecto. La temperatura del subsuelo nos indica la salud del sistema radicular.
- El sensor de temperatura exterior indica si debemos protegerlo.
- El sensor de conductividad nos valora la acumulación de sales para evitar que se forme una costra por evaporación que impide la oxigenación. La salinidad también altera la absorción de nutrientes y el bonsái sufre estrés.
- El caudalímetro mide las incidencias del riego, además de controlar la cantidad de caudal de la tubería del goteo.
Todo esto se consigue con la instalación de los sensores en varios puntos de la plantación:
- Sensores/sondas para medir la conductividad y la humedad a 30 cm.
- Sondas de humedad a 15 cm para ajustar los riegos al agua del suelo.
- Además se instalaron varios caudalímetros para estudiar el sistema de riego en varios puntos del vivero.

Características del vivero Hatoen
Nos encontramos en un vivero de características especiales con más de trece mil árboles en cultivo, unos 8600 en suelo y 4.500 en maceta con ciento treinta especies diferentes.
Su producción totalmente ecológica y sostenible. Sus cuidadores en su totalidad personas que viven en la proximidad del vivero.
El lema de la empresa es ofrecer calidad a precios ajustados.
Cultivo circular de los bonsáis Hatoen
Uno de los mayores retos que tienen en el vivero con la producción intensiva es introducir la economía circular en su cultivo.
Estamos hablando de:
- Reducir: la cantidad de agua y energía con ayuda de los sensores.
- Reciclar: recogiendo toda la poda y flores caídas.
- Reutilizar: los residuos se aprovechan para hacer fertilizantes naturales para los bonsáis.
Los sensores son inalámbricos y pueden ser controlados por un hub alimentado con energía solar.
El reciclado es un sistema implantado en el vivero.
El número de bonsáis de Hatoen produce una cantidad de residuos secos bastante elevada. Según estudios del propio vivero, un bonsái puede producir un kilo de residuos secos al año si está en suelo y 100 gramos en maceta.
Hablamos de 9 toneladas/año y esto no se puede desperdiciar.
La forma de reciclar todo esto es convertirlo en compost o humus y con ello volver a fertilizar el suelo.
Este compost se realiza haciendo fermentar los residuos secos con un grado de humedad de manera que se creen unos microorganismos y encimas que nos sirven para nutrir a las plantas y favorecen la atmósfera del suelo a la vez que reciclamos el carbono acumulado en la hojarasca.
Influencia positiva en el efecto invernadero
La huella del carbono ya fue objetivo de estudio por parte de Plantae. Toda planta beneficia el efecto invernadero, los bonsáis también siempre que se cultiven de forma circular.
Las plantas por medio de la fotosíntesis y con la ayuda de la luz del sol absorben el dióxido de carbono (CO2) y expulsan oxígeno. El CO2 y el agua que absorbe, con ayuda de la clorofila y la energía solar, se transforma en glucosa.. Esta se almacena como materia orgánica.
Al recoger todos los residuos, esta materia orgánica y en ella el carbono acumulado vuelve en forma de humus al suelo y alimenta a las plantas evitando que el carbono vuelva a la atmósfera. De esta manera se reduce el carbono del ambiente.
Todo un ejemplo de cultivo ecológico y sostenible que debería ser modelo de otras explotaciones agrícolas al aire libre o en invernadero
Fuentes