La agricultura absorbente es uno de los mejores métodos de mitigar el CO2 de la atmósfera y controlar el carbono en el suelo.
Los suelos agrícolas y la absorción del carbono
Ahora que tanta importancia estamos dando al cambio climático y el efecto invernadero, con la acumulación de gases en la atmósfera, es importante valorar la captura del carbono por parte de los suelos o en las biomasas que se obtienen por residuos orgánicos.
Ya hicimos referencia en otro artículo al ciclo del carbono, en donde comentamos la importancia de la agricultura de precisión en la absorción del carbono y cómo este ciclo puede ser positivo o negativo.
En esta absorción del carbono por parte de los suelos agrícolas influyen varios factores:
- El tipo de cultivo.
- La labranza.
- La forma de riego y humedad del suelo.
- Temperatura del suelo.
- Los sistemas de cultivo.
- La textura.
Influencia del tipo de cultivo en la agricultura absorbente
La PAC 2023-27 tiene como objetivo luchar contra el cambio climático y buscar estratégias para conseguirlo.
Se analiza la importancia del olivar en la absorción del CO2, es uno de los cultivos que más acumula. Lo podemos trasladar al suelo en forma de biomasa con los restos de poda. Las coberturas vegetales también ayudan a que no se evapore.
Otros cultivos que favorece la absorción son los cereales, leguminosas y praderas. Especialmente importante el aprovechamiento de los rastrojos en cobertura, para conservar el ciclo del carbono.
La labranza
Una labranza excesiva hace que se deprenda más carbono a la atmósfera por parte del suelo. Debemos tener un equilibrio entre el uso de rastrojos y la mínima labranza, en aquellos cultivos que lo permitan, como los leñosos.
Las coberturas además conservan la humedad y a la vez sus nutrientes benefician los cultivos y favorecen la biodiversidad.
La forma de riego y control de la humedad

Un riego adecuado es imprescindible para conservar el carbono orgánico en el suelo (COS). Proporciona a la planta una fuente de nutrientes, aumentando el crecimiento de los cultivos. Pero lo fundamental es evitar el exceso de riego. El control con sensores para optimizar el agua del bulbo húmedo hace que el sistema radicular absorba el agua y los nutrientes que necesita. Es una de las formas idóneas de controlar el carbono y evitar que pase a la atmósfera.
La temperatura del suelo

Las zonas de terreno más cálido descomponen mejor los nutrientes y los flujos de carbono aumentan.
En zonas más frías y húmedas hay menos flujo de carbono.
Es muy importante controlar la humedad y a la vez la temperatura del subsuelo, su control favorece la absorción de las raíces y controla el carbono orgánico del suelo (COS).
Los sistemas de cultivo
La forma de labranza y el sistema de cultivo, tradicional o intensivo, influyen en la forma de almacenar el carbono y debe por tanto ser favorable a la absorción del mismo.
Recurrir a coberturas que evitan la evaporación y que aparezcan malas hierbas, hacen que no sea necesario labrar y así el carbono se asiente mejor en el subsuelo.
Enterrar los rastrojos y dejarlos que se conviertan en humus, ayuda a que se regenera el suelo para siguientes cultivos.
Esto hace que tengamos una agricultura absorbente y favorable a la sostenibilidad y al cambio climático.
La textura del terreno
La textura del terreno influye directamente en la forma en que éste secuestra el carbono.
Las tierras áridas tienen mejor absorción pero almacenan peor el carbono.
