El brócoli y la coliflor son variedades de las coles que requieren unos cuidados especiales en cuanto al riego y lo vamos a tratar con detalle. Lo mejor optimizado con sondas.
Cultivo del brócoli y la coliflor
Son unas hortalizas que proceden de la misma variedad botánica, con distinta forma y color. También pertenece a la misma variedad el romanesco que tiene una forma especial piramidal.
Las tres hortalizas necesitan:
- Un clima templado tirando a frío.
- Suelos con textura franco-arenosa para que no acumulen exceso de agua.
- Se suelen plantar en surcos.
- Es conveniente el riego por goteo, superficial o enterrado.
- Las plantas se trasplantan del semillero.
- En el momento de plantar, la tierra debe estar húmeda pero no encharcada.
- Mantener la plantación libre de maleza, repercute negativamente en el crecimiento de las plantas porque les quita nutrientes y humedad.
- Las hierbas que quitamos pueden quedar encima de los surcos y ayudan a mantener la humedad a la vez que al desintegrarse nutren el suelo.



Fases del cultivo
- Crecimiento de la planta: desde su plantación, que suele ser en fase menguante de la luna, para que la savia descienda más fácilmente a las raíces, produciendo únicamente hojas.
- Floración:
- Se inicia la inducción floral en el centro de la planta formando una inflorescencia primaria. Esto se produce en época de frío. Las hojas ahora ya son de menor tamaño.
- Empieza la formación de las pellas o flores carnosas que son la parte comestible de la planta. En el romanesco forman una secuencia helicoidal que sigue la curva áurea.
- Aparecen las flores.
- Brotan los frutos de las flores fecundadas y con ellos las semillas.



Riego del brócoli y la coliflor controlado por sondas
- En la fase de crecimiento necesita una humedad constante sin encharcamientos.
- Cuando se forman las pellas y en la floración se debe disminuir el riego, pero sin llegar a tener falta de humedad.
Con el riego controlado con sensores y sondas agrícolas de humedad y temperatura del suelo podemos controlar la necesidad de agua en todas las fases y evitar la salinidad a la que son moderadamente sensibles.
La salinidad altera la absorción y por tanto el crecimiento de la planta.
Les afectan mucho los cambios de temperatura y al estrés hídrico, por eso el control que ofrecen los sensores agrícolas en tiempo real es muy importante.
Las sondas se personalizan al cultivo y al terreno, dependiendo de su sistema radicular.
El control de la temperatura del suelo es imprescindible para controlar la actividad del sistema radicular.
También se puede medir la integral térmica con la estación meteo, así como la temperatura ambiente y la humedad relativa.
El caudal de riego y las posibles averías se controlan con el caudalímetro.
Fuentes: